Sobrevivir a un aterrizaje abortado
No era la primera vez que hacía un viaje a Ceuta en helicóptero, pero si la primera vez que me internaba en el puerto intercontinental de Algeciras y no resultó nada fácil encontrar la terminal. Era muy mal día y las previsiones meteorológicas tampoco eran muy halagüeñas (99% de precipitaciones, vientos de 100km/h), pero era el día que había que estar allí, dar soporte técnico y hacer política internacional.
Llegue con el tiempo justo, pero la mirada de la vigilante me hizo saber que llegábamos tarde. Mi compañero de viaje, también llegaba tarde, estaba mojado y además tenia muy pocas ganas de volar. Un antiguo conocido del centro en el que empecé en esta querida empresa que ahora nos pagaba un bonito viaje a unos de sus centros más exóticos. Al llegar al mostrador la azafata nos explico que al hacer tan mal tiempo habían cerrado el check-in antes y que ya no quedaban plazas, es decir, habíamos sido victimas del overbooking.
Tras un café y una puesta al día de nuestras actuales situaciones, volvimos al helipuerto con tiempo suficiente para coger el siguiente vuelo y asegurarnos de que "si se suspende el siguiente vuelo nos avisarán, ¿verdad?". "Suspenderse... ¿por que? en mucho peores condiciones se ha volado" nos decía la azafata, "no, ya,... se supone que si salimos es porque el piloto entiende que se esta en condiciones de volar, ¿verdad?", decíamos nosotros.
Supimos que la cosa no iba tan bien cuando el personal empezó a pedir que se facturase todo, carteras, bolsos, paraguas,... pero se confirmó, cuando nos subieron en el ascensor y vimos la mar desde arriba. Salir a la pista de despegue ya fue una aventura, entre la fuerza del aire, la lluvia lateral, y el acceso al helicóptero esquivando focos y el rotor de cola... Pero no había que preocuparse, una vez abrochado entre mi gran amigo el administrativo y un vikingo y su novia, solo se trataba de pasar el trago de diez moviditos minutos.
Efectivamente fueron muy moviditos, pero con el buen humor se hacían más llevaderos. Que el administrativo decía que "no se como puede ver el piloto", yo le decía "no te preocupes, ahora pone el limpia-parabrisas". El mejor chiste fue cuando atravesamos una nube blanca y le dije: "esto es que ya hemos muerto y estamos en el cielo, jajaja", pero se me estaba haciendo demasiado largo, como no aterrizara pronto, tendría que empezar a hacer mis ejercicios de no pensar en vomitar.
Después de una maniobra de aterrizaje más complicada de lo necesario, empiezo a ver el suelo y algo empieza a no cuadrarme... "este helipuerto, no parece el de Ceuta". Efectivamente, cuando el motor se para el copiloto nos informa de que hemos vuelto a Algeciras, las condiciones no eran buenas y como no lo veía nada claro se volvió... jajaaa me parto, es una pena que nadie haya inventado un aparato para comunicarse con el destino y preguntar como está el tiempo por allí.
En fin, el resto es historia, papeleo con la agencia y vuelta a casa en coche, en un día que de habérmelo perdido me hubiese quedado sin una buena anécdota para contar.
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