Cabo Trafalgar
Miedo. Canguelo. La trouille, dicen en su pueblo,
que se llama Quiberon. No, ojo, a que de pronto le
peguen un sartenazo de treinta y seis cañones a bocajarro
(que son gajes del oficio), sino a meter la pata. A que la escuadra
inglesa con gallardetes y con gaiteros tocando Hearts
of Oak, y con toda esa chorrada de Britania cabalgando
las olas y demás, le desfile por las napias, entre la niebla,
sin que él la huela siquiera. Miedo a volver a la escuadra
combinada haciendo el ridículo, y que los aliados espagnoles
se le choteen en la cara, juas, juas, y que el almirante
Villeneuve, ese perro estirado, inseguro y esnob, le vuelva
la espalda sin dirigirle la palabra. Miedo a que el teniente
de navío Louis Quelennec vea esfumarse la posibilidad de.....
1 Comments:
iba a decirte que eso que has escrito parece del Reverte
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